Desde que abrió al público hace dos meses, el World Trade Center Transportation Hub de Santiago Calatrava ha sido objeto de intenso debate. Los críticos y el público en general han tratado de responder sí el edificio, aunque indudablemente único y llamativo, valió la pena su precio pagado de $ 4 mil millones de dólares, haciéndolo la estación de tren más cara del mundo. La clave para la respuesta de esta pregunta será la forma en cómo el edificio se desarrollará en su papel como una pieza del tejido urbano.
Con los trabajos de construcción todavía rodeando al edificio -tanto en el mismo sitio como en los rascacielos cercanos-, el fotógrafo Laurian Ghinitoiu giró el lente de su cámara hacia la estación para ver la forma en cómo el edificio ha sido absorbido por la vida de la ciudad, capturando la forma en que la estructura se revela desde perspectivas inesperadas y mostrando cómo sus usuarios reaccionan con el sublime espacio interno del "oculus".